Fotos: Raúl Romero Severiche
Cansado, fastidiado, menospreciado, olvidado y enfermo por demás, en la noche del 29 de agosto después de haber entrado la procesión con la réplica de la natividad de maría en que asisten los niños de la población y de haber caído un torrencial aguacero que comenzó a las 6:30 de la tarde con tormentas eléctricas y apagón de luz que se prolongó por toda la noche, con uno que otro testigo trasnochador se fueron al suelo 78 años de Historia, de cultura con la caída del viejo tamarindo que había sido sembrado el 17 de dic. de 1930.
El hecho que conmovió a todos solo vino a conocerse en la madrugada del día 30 cuando la gente se disponía a asistir a la procesión del Rosario de Aurora con el que se da inicio a las fiestas que se celebran en Sincé en honor a
A las 12 del Día, cuando en la puerta de
Valga este epitafio:
“Vivió para servir y sirvió después de morir”.
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