lunes, 13 de septiembre de 2010

Sincé y la Virgen del Socorro

Por: Cristo Rafael García Tapia 
Poeta

Cristo García (Autor)
La Virgen del Socorro, más que una tradición transmutada en imagen, legada por la conquista española, es un sentimiento de alma; una convicción de fe comulgando con lo más hondo y elevado del pueblo de Sincé.

Un sentimiento que, como el manto sagrado de su patrona, arropa por igual a cuantos pueblan aquella geografía de sabanas, a la vez que los convoca en procesión perpetua por los caminos de una fe que mueve corazones, que alienta esperanzas y reivindica en su culto la libertad de creencias. De ahí, que la de la Virgen del Socorro y los sinceanos sean una historia vivida en la más fervorosa relación de acción y pensamiento; de constante comunicación en la cotidianidad de una fe que se expresa sin prevenciones ni fanatismos; en el imaginario de una protección y un socorro que se les prodiga generoso y beatifico por su patrona.


Una mirada maternal, tierna y protectora, un manto azul, aquellos ojos destellando luz salvífica, son para sus devotos de Sincé la más sublime expresión de cuanto entraña para ellos la madre de Dios en la advocación de su Virgen del Socorro, a cuyo cuidado, protección y veneración se encomiendan desde tiempos inmemoriales; de generación en generación:
De nuestros padres reina
Su gloria y esperanza
Su amor y bienandanza
Su vida y galardón
Sincé te invoca siempre
En horas de amargura
Escucha virgen pura
Escucha su oración…
Cuanto dice de la fidelidad de una comunidad a un símbolo sacrosanto como el que encarna su santa, que al decir de Julio García Castilla vino a dar por la sabana de San Luis de Sincé en 1773, es la romería de súbditos que por estas calendas de septiembre llegan para rendirle culto y reverenciar su sagrada y poderosa imagen.


Son sinceanos que, dispersos por los cuatro costados del mundo, vienen con sus pagamentos, sus oraciones y su culto en el corazón, a prodigarle “gratitud a la más grande, a la más bonita, a la Virgen del Socorro”; a su santa de todas las horas, las buenas y las malas; a su bienaventurada de los días y las noches; a su protectora de todos los tiempos.
Porque si de algo sienten orgullo aquellas nobles gentes de Sincé, es de ser los elegidos por la madre de Dios sus hijos predilectos, grey escogida para ungirla con la efusión de su protección y con la luz de su sabiduría para que perviva en ellos la memoria de su misterio maternal, la alegría de una comunión que trasciende la fragilidad de lo humano y se encarna en la vivencia plena y gozosa del espíritu.

Y desde ahí, desde el espíritu que habita, viene a ser potencia que doblega los imposibles de la condición humana, luz que disipa las tinieblas y alumbra la esperanza de una vida nimbada por el aura de lo divino; por la promesa plena y convincente de una resurrección en la santidad.

Que es, en el misterio de la fe, cuanto vislumbran y evocan los sinceanos por la intercesión de su “amor y bienandanza”, la sacratísima Virgen del Socorro.

1 comentario:

  1. Felicidades y gracias al Equipo SoySincé por publicar cosas interesantes y de calidad.

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