domingo, 14 de noviembre de 2010

EL HOMBRE QUE TODOS CONOCIMOS. A la memoria de Rodolfo Andrés Lara Robles


Por Jorge Andrés Lara Jaraba

Maestro, formador en valores, honesto, temeroso de Dios, vocación de servicio a la comunidad, sencillo, alegre, familiar; son algunos de las facetas que conocimos de este Gran Hombre que nos dio Sincé a través de su hogar formado por sus padres Cristo Martín Lara Navarro y Ana Josefa Robles de Lara aquél ya lejano 30 de Marzo de 1.928.



Su temprano amor por el estudio luego de haber cursado la educación básica primaria en el prestigioso Colegio La Merced de Sincé, lo llevaron a Cartagena a adelantar estudios secundarios en el Colegio San Pedro Claver de esta ciudad; siendo uno de los primeros Sinceanos afortunados en labrar su destino a través de la educación en otros lares.

Por su sobresaliente desempeño fue acreedor de una beca de estudio que lo llevaría a Tunja, Boyacá, para licenciarse en Ciencias de la Educación y Filosofía el 30 de Noviembre de 1.958. Su incansable amor por el trabajo y por ser formador de generaciones a través de la educación y practica de los valores lo llevaron a esparcir sus conocimientos en Tunja, Montería, Santa Marta, Corozal y su natal Sincé, en este último, por espacio de más de veinticinco años.

Era tanto su compromiso con su pueblo, que con seis prestigiosos educadores fundó y fue primer Rector del Instituto Miguel Antonio Caro, al que nunca dejó de amar, construir y hacerlo grande; esfuerzo que desplegó de manera admirable hasta el final de su vida.

Su vocación de servicio no solamente se limitó al campo educativo, sino que también se extendió al campo cívico, del servicio a la comunidad y de amor a su prójimo. Fue así como lideró en varias oportunidades Juntas de acciones comunales, creo, sin temor a equivocarme, que fue la primera persona en Sincé que las organizó y les dio su aliento con otros Sinceanos, buscando generar progreso y bienestar a nuestro pueblo. Estuvo también, liderando varias campañas pro pavimentación de calles en la zona urbana de nuestro municipio, fue socio del hoy club de Leones Sincé “Monarca”, miembro fundador del Comité Municipal de la Cruz Roja, auspiciador de la fundación de las Damas Grises Voluntarias de la Cruz Roja de Sincé y del club de Damas Leonas y, en 1.989 con 40 personas más, funda el club de Leones de Sincé “Cacique Señorial” del que fue su adalid y estandarte y desde el cual desplegaba innumerables actividades de servicio a las comunidades más vulnerables de Sincé, la más resaltable de ellas y la que llevó a cabo hasta Diciembre pasado; la de brindar una cena navideña a más de 100 niños de los Barrios Chupundúm, Charco Colorado y Buenos Aires con su propio peculio.

Fue una persona temerosa de Dios y hombre de iglesia, como a todo Sincé le consta y como lo testificaron por varios medios y con ocasión de su lamentable deceso los Ex Párrocos de Sincé Ramiro Gómez Gómez y Eduardo Martínez Peña y corroborado  por el testimonio del actual Párroco, Nicanor Díaz Méndez. Dentro de su amor por Dios y por su Virgen del Socorro y en su nombre fue un permanente colaborador en la parte religiosa no solamente en Sincé, sino que también en el vecino Galeras y en el corregimiento de Valencia. También, fue miembro activo de la Legión de María de Sincé, la que dejó de existir recientemente.

Se caracterizó siempre por su jovialidad, por su sencillez, por su amistad, por su don de gentes, por su comprobada honestidad y por ser un líder comprometido por convicción por las causas nobles de su pueblo sin ufanarse por lo que hacía ni recibir nada a cambio por las acciones que emprendía en bien de su prójimo y de su comunidad.

A nivel familiar fue una persona inmejorable. El destino quiso que no tuviera descendencia propia pero amó hasta el cansancio a sus hermanos y especialmente a nosotros sus sobrinos y al mismo tiempo Padrino y contribuyó en gran medida para que hoy sea en mi caso personal,  un ciudadano de bien y comprometido con las mismas causas que él abanderó a lo largo de su parábola vital.

Con su lamentable fallecimiento, Sincé y su familia perdió a un hombre excepcional, a un paladín que de verdad amaba y soñaba con un terruño mejor para las nuevas generaciones de Sinceanos. Su ejemplo y enseñanzas perdurarán por siempre, sus ideales debemos retomarlos quienes lo amamos, honramos y apreciamos. En El tenemos el ejemplo a seguir para construir un municipio mejor en el que la honestidad y el servicio a los demás sean el norte de nuestras actuaciones.

Que bueno sería que no echemos en saco roto lo que a través de su vida nos enseñó en las aulas escolares, en las que cursamos nuestros estudios y a todos los que nos ha afectado en demasía su muerte, el Todopoderoso nos de la fortaleza necesaria para aceptarla, pero también para imitar y practicar sus virtudes y su vida y talante se conviertan en un ejemplo a seguir por las presentes y futuras generaciones.

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